Esta campaña, dirigida al público en general pero principalmente a las familias, tiene por objetivo principal promover la igualdad, enmarcándola en un ámbito deportivo para aprovechar la coyuntura de los Juegos Panamericanos 2019. Pero, más allá de las fechas, ambos elementos se intersectan naturalmente ante la existencia de deportes, y actividades relacionadas a ellos, que aún se consideran adecuados para un género en específico y, en consecuencia, inadecuado para el otro. Esta creencia está arraigada fuertemente en nuestro imaginario colectivo y nace, indudablemente, en nuestros hogares durante la infancia, influenciada tanto por nuestro entorno familiar como los medios de comunicación.
Así pues, la campaña apunta, por un lado, a visibilizar y criticar estos límites basados en prejuicios que se han vuelto la norma y, por otro, a resaltar cómo una actitud diferente en el entorno familiar puede influenciar a que estas asunciones sobre los roles de género, tanto en general como en específico relacionadas al deporte, se construyan de una manera diferente, igualitaria y empoderadora.
La campaña usa historias particulares para hablar de experiencias más generales con la que los y las espectadoras se puedan relacionar: las limitaciones que le ponemos a nuestras niñas, las ideas sobre lo que “tiene” que ser la masculinidad, cómo se cree que debe vestirse o comportarse una mujer, la discriminación que sufren los miembros de la comunidad LGBTIQ+ o las dificultades que debe superar una persona con discapacidad. Todas situaciones, lamentablemente, cotidianas y que debemos trabajar para resolver, promoviendo, practicando y sobre todo, enseñando igualdad. Pues, finalmente, la igualdad, para estos y tantos otros casos, es una victoria que empieza en casa.